lunes, 8 de agosto de 2011

Ocho de Agosto



Mi vecina se llama Anne Laure, y cuando suba una foto suya más de uno va a decirme que se parece a alguien conocido.
En fin,  yo pensaba que salir por aquí sería todo un suplicio que hasta llegué a pensar que  a los dos minutos estaría cogiéndome el bus que me regresase a casa, pero, NO. 

Fuimos al centro de Friburgo, a dos cafés para ser más exactos, pero disfrutamos las terrazas más que el sitio en sí porque todos los amigos de Anne Laure fuman. Conclusión, todos a la calle, así pasó luego…

Dije que sería todo un reto, y me lo imaginaba más como reto a nivel de comunicación que de otra cosa, pero fue mejor de lo que esperaba, bueno, fue muuuuuucho mejor de lo que esperaba. Comunicarse con la gente de aquí resultó ser más fácil de lo que había pensado. Me di cuenta de que sabía hablar francés, o por lo menos que podía comunicarme con la gente, despacio, a mi ritmo, muchas veces mezclándolo con el inglés, pero podía comunicarme. 

Conseguí no solo reírme yo con las conversaciones que iban sucediendo, sino que también conseguí que la gente se divirtiese conmigo.
Dicen que los españoles somos hospitalarios, y es que lo somos, lo somos, y si nos dicen fiesta, SALIMOS. Pues aquí también, llegué y me acogieron como si me conociesen de toda la vida. Un chico intentó vacilarme en inglés, en inglés, asique intento fallido. No me pude contener y le tuve que dejar planchado por mucha cara bonita que tuviera, porque soy española, sí, pero el inglés es mi segunda lengua. Asique como compensación me invitó a un Mónaco, que no es otra cosa que cerveza con un chorrito de licor de  arándanos. Algunos pensareis que vaya birria de cerveza, y os diré, para nada. Una cosa es una cerveza y otra tomarte un Mónaco. Es sencillamente genial porque te entra sola y ni te enteras (ejem).
Y después de ese descubrimiento, vino Ramona (la mejor amiga de mi vecina) con otra, y venía gente con más para mí y yo alucinaba, aprendí un poquito de suizo-alemán y me lo pasé en grande.  

(Friburgo está en la frontera entre dos cantones. Por lo tanto eclosionan las dos lenguas, pero predomina el suizo-alemán. Asique o me pongo las pilas, o entenderé las conversaciones a medias).

Después de unas cuantas en el primer café nos fuimos a buscar a la mitad del grupo que se había ido a comer al McDonals® y en el camino nos encontramos con una despedida de soltera, muy divertido todo, les compramos un pompero e imaginaos, un grupo de borrachos haciendo pompas.  (Ni yo ni Anne Laure íbamos borrachas)
Llegamos al segundo café, me pedí un Mónaco, y esta vez por fin pude saber lo que es pagarme una cerveza. No es tan caro, 4chf. Las cervezas de marca valen el mismo precio, asique la cerveza en sí, es barata. Salimos a la terraza como ya era costumbre y  PLOFFF,  de repente empezaron las nubes a llorar desconsoladas.
Asique decidimos irnos a casa, pero antes pasar por el Kebap que había de camino al coche.
Yo no me comí nada, más que nada porque no estaba borracha como para meterme entre pecho y espalda semejante cantidad de comida.

Conclusión: Estoy invitada para los dos próximos fines de semana a salir.  Y en octubre a casa de mi vecina porque aquí es fiesta y sus padres se van de casa.  Gran Noche. Si señores.





Y ahora dejo de aburrirles con historias Suizas y les comentaré que el cielo se vuelve a derrumbar, parece que el verano, terminó para los suizos. Ojú. Pero no pasa nada, a mi todavía me queda un mes de verano al volver a España.
Me encanta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario