lunes, 8 de agosto de 2011

Desconecto


Llega el fin del día,  cierro los ojos y por un momento la realidad se va diluyendo igual que el azúcar en un vaso de café.  Evado mi mente de todo lo sucedido en el día. Me tumbo, las sábanas me acarician y por momentos esa tonta acción roza el placer.  Ha sido un día duro. Cada día que pasa es un día menos, pero un día más para contar.  Y he de decir que me he rendido al tiempo y a su poder de poner cada cosa y persona en su lugar. Asique no me queda otra hoy por hoy que recordar miradas, revivir caricias, fantasear con tu cuerpo, y soñar con que llegas y duermes a mi lado. Porque sé que llegará el día en el que eso no lo tenga que recordar, revivir, fantasear ni soñar, porque sencillamente al darme la vuelta, ese mismo tiempo te  habrá puesto allí para mí.


 

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