domingo, 14 de agosto de 2011

Bocanada de autoestima


Quien me hubiera dicho hace tan solo un mes que acabaría la noche de un sábado de verano tomándome un cerveza en una ciudad desconocida, en compañía de una persona ajena a mi vida, y que me comunicaría medianamente en condiciones en un idioma que desconocía.


La noche de ayer estuvo realmente bien.  No fue de esos sábados locos de fiesta hasta las ocho de la mañana, todo lo contrario. Fue tranquilo y  breve, pero me dio pie para conocer mejor a mi vecina y a sus amigas. Cada vez que salgo me siento más y más cómoda en el ambiente suizo,  ellas  hacen que me sienta como en casa y que se me vaya el sabor agridulce de estar lejos.
Creo que de este grupillo puede salir algo bueno. Sin ir más allá, me han invitado al cine el martes, y como no me puedo irme sin una gran fiesta de regreso a España, el viernes me arrastran, nada más y nada menos que a BERNA. Digamos que es un Madrid, pero a lo grande. 

Poco a poco, poco a poco.


Sin más dilaciones, en diez días estoy dando guerra. 

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