Ya sé lo que verdaderamente quiero y necesito en mi carta dirigida a Papá Noel.
Es algo tan minúsculo que pasaría hasta desapercibido. Deseo, nada más y nada menos, que unos TAPONES.
Sí, habéis leído bien, unos TAPONES.
Ese minúsculo detallito y descansar, descansar muchísimo.
No estoy harta no, estoy hartísima de que en la casa en la que estoy a partir de las 8 de la mañana nadie pueda dormir.
NO AGUANTO MÁS.
Quiero volver a mi casa, a mi habitad, a mi colchón, mi almohada, mi nórdico, y al respeto.
El respeto al sueño ajeno.
Una cosa es: "Quien sabe trasnochar sabe madrugar", y otra muy distinta es que ni haya amanecido y ya estén correteando por las escaleras y chillando.
Después de este deshago necesitado y contenido durante casi 3 meses, diré que hoy tengo planes de nuevo.
Viva.
18. À tres bientÔt ^^
No hay comentarios:
Publicar un comentario