sábado, 10 de diciembre de 2011

La semana voladora

Hola a todos de nuevo. 

La semanas últimamente no pasan, vuelan.
Ya me lo dijo mi madre: "Aprovecha bien el tiempo para aprender francés que cuando menos te lo esperas estás de vuelta en casa y sin saber nada"
Efectivamente, tenía razón, el tiempo pasa muy rápido y culpa de ello la tiene la rutina a la que me he habituado.

En días como hoy, y como cada sábado y domingo desde que estoy aquí, me recorren instintos asesinos por el cuerpo. Es increíble como dos voces de pito puedan irritarme tanto a las 8:30 a.m
Pero ya queda menos, ya queeeeeeeeeeeda menos para volver y coger mi cama, mi nórdico, mi almohada, mi silencio. Menos y será gloria el sueño.




A pesar de ese "pequeño" detalle, la vida aquí sigue siendo fantástica. No me puedo quejar. 

Pero sigue faltando la esencia básica. Ese aroma de calor humano. 
Parece que lo voy encontrado, que voy encajando, pero sigo teniendo en la incertidumbre de si me volverán a llamar para otra fiesta más. 

De momento, os dejo con esta imagen de Globull el pasado miércoles.






Me acaban de ofrecer mis jefes ir a Bulle a pasar la mañana-tarde. 
Hoy declinaré la oferta a pesar de que mi aburrimiento mañanero sea palpable pues empiezan a invadirme los moquetes, y el dolor de cabeza aflora. Creo que hoy me quedaré en casa a descansar de niños y frío, por si me da por salir esta noche después de ver EL PARTIDO. 





Once. Solo ONCE.








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